miércoles, 21 de diciembre de 2016

DEBERES

El debate sobre los deberes escolares no es nuevo. Ya se venía produciendo desde hace muchos años. Los debates no obstante se han recrudecido hace pocos días y han llegado a su punto más álgido con la huelga de deberes convocada por una de las confederaciones de padres. Los niños que han ido sin deberes debido a la huelga evidentemente no lo han elegido directamente, sino que han seguido las directrices de sus padres que se han adherido a este acto de protesta y presión y han desobedecido por tanto las directrices de sus profesores que el día o días anteriores les habían encargado estos trabajos para casa.
Por supuesto que la huelga de deberes es contraproducente. La confederación de padres debería saber que la desautorización del profesorado no reporta beneficios a sus hijos, a los que pretenden proteger, más bien es lo contrario. La autoridad moral perdida por el maestro o profesor repercute muy negativamente en la evolución del alumno.
Mucho se ha hablado del nivel académico del alumnado finlandés y paralelamente del altísimo prestigio que los profesores finlandeses tienen en la sociedad. Aquí junto a otros factores se centra la clave del éxito escolar.
Por supuesto que no pretendo simplificar el tema. Esto no tiene que ver con la conveniencia o no de los deberes escolares en el aprendizaje de los alumnos. El debate es legítimo y necesario, como todos o casi todos los debates, pero sea la que sea la conclusión a que podamos llegar no podemos ignorar la inconveniencia del desprestigio del profesorado por parte de la sociedad.
Los deberes escolares tienen defensores y detractores pero quizá el debate debiera ir por el análisis constructivo.
El lógico respeto a la planificación escolar individual de cada maestro para sus grupos de alumnos ha provocado ciertas situaciones que no siempre han sido afortunadas. Por un lado, no todos los profesores tienen la misma visión sobre el asunto. Los hay que cifran el éxito del alumno en su capacidad de entrega a la realización de trabajo en casa y a la implicación activa de los padres. En la clase, atentos pues no hay mucho tiempo en la jornada escolar ni en el calendario escolar para desarrollar todo el programa, y en casa el grueso del trabajo, o el trabajo como complemento indispensable. Por otro lado no todas las familias son de la opinión de los convocantes de la jornada de huelga de deberes. Más bien al contrario en ocasiones han conseguido forzar al profesorado a encargar a los alumnos trabajo para casa. En algunas ocasiones el prestigio del maestro entre los padres ha sido según la cantidad de deberes que encargaban. “Este es un maestro fatal. No pone deberes”.
Quienes siempre han tenido la cuestión clara han sido los propios alumnos. La alegría de verse sin deberes se contagiaba. Es normal. Habían trabajado cinco horas escolares y en algunos casos una más de extraescolares y a veces una hora o dos más de deberes hacía su vida muy difícil.
Maestros y padres no suelen ponerse en su lugar y trasladar esta dedicación de su “profesión” de escolar con la profesión desarrollada por cada uno de ellos. Evidentemente se puede soportar y trabajos muy duros hay que se soportan, pero no se pida que se haga con alegría. Eso queda sólo para los supertrabajadores y superescolares, que son los menos.
¿Qué eficacia tienen los deberes escolares?. Mi modesta opinión es que sí las hay pero bajo unas determinadas condiciones. El hábito de estudio o trabajo individual diario en el espacio personal de su habitación o lugar de estudio en casa crea sensaciones de responsabilidad y disciplina personal que es muy beneficioso en la etapa de formación. Ha habido estudiantes que sin tener condiciones adecuadas en casa se las han arreglado para buscar ese espacio como buenamente han podido. Normalmente éstos han sido buenos estudiantes y han aprovechado el tiempo. Pero, ¿todo trabajo es adecuado para realizar en casa?. Evidentemente no.
El maestro o profesor dirige el trabajo del alumno necesario para su formación en el aula principalmente de forma presencial. Ahí es donde el alumno tiene la posibilidad de solicitar el auxilio del profesor para sus dudas y donde éste tiene la posibilidad de observar la evolución y comprensión del alumno en su aprendizaje. ¿Qué queda pues para casa?. Los padres no tienen la misión de dirigir el aprendizaje escolar de sus hijos. Son muy importantes como instructores en la formación de su personalidad, pero los contenidos y objetivos escolares no son su competencia, incluso puede colisionar con la programación didáctica del maestro. Por otro lado estando solo el alumno no funciona el “ensayo – error” puesto que no hay forma de tener la referencia que proporciona el profesor. Por lo tanto el trabajo del alumno debe ser diseñado para poder desarrollarlo solo sin ayuda en casa.
Los deberes pueden constituir una autoevaluación de los aprendizajes adquiridos previamente. Se ha trabajado el concepto y técnica de la multiplicación y ahora va a comprobar si es capaz de realizar una o dos multiplicaciones o mejor un problema de la vida diaria donde deba utilizarlas. Hablo de una o dos y no más, en principio porque no se prive del tiempo de ocio del alumno excesivamente, como no queremos para cada uno de nosotros mismos, y en segunda y definitiva razón porque si el alumno no es capaz de realizar esos dos problemas u operaciones no lo será con las dieciocho restantes que se le haya impuesto en los deberes, y si por el contrario sí que fue capaz de realizar, no necesita más, pues ya sabe que ha adquirido suficientemente los contenidos y lo demás es tedioso y trabajoso sin necesidad.
Hay una forma de trabajo en casa que no es tediosa. El trabajo orientado a la investigación y el trabajo artístico y creativo. Tienen muchas ventajas evidentes. Son un trabajo agradable que proporciona satisfacción personal y sirven para conseguir los objetivos educativos programados por el centro o por el profesor. Las tecnologías a las que tiene acceso una cantidad importante de alumnos facilita mucho este tipo de tarea. La lectura voluntaria también es una buena opción.
Llegado a este punto considero que los centros escolares como ente organizativo deben abordar el tratamiento didáctico del trabajo en casa desde sus proyectos educativos. Las directrices que se tracen deben ser respetadas por maestros y familias. En la enseñanza Secundaria además es muy importante la coordinación de los departamentos para no sobrecargar de trabajo a los alumnos, y lo mismo sucede en la Primaria con los equipos docentes.

El debate está servido. Seguramente ninguno de nosotros esté en posesión de la verdad absoluta y que las opiniones de expertos en teoría de la educación, profesores y familias deben ser tenidas en cuenta, analizadas, sopesadas y reflejadas por los centros docentes en sus proyectos como herramienta eficaz para la formación de nuestros alumnos e hijos.